En la coyuntura actual de alza de los precios de los
productos agrícolas, la Evaluación Internacional de las Ciencias y
Tecnologías Agrícolas para el Desarrollo (IAASTD) presentó el 15 de abril en
la UNESCO su informe sobre el estado de la agricultura en el mundo.
En él se pasa revista a asuntos como el uso de biocombustibles, los organismos
genéticamente modificados - OGM, la utilización de conocimientos tradicionales o
las repercusiones del cambio climático, poniendo de relieve que es urgente
modificar las reglas de la agricultura moderna.
Este informe es el resultado de tres años de trabajo. Su realización ha sido
posible gracias a la labor de 400 científicos y a las aportaciones de gobiernos
de países en desarrollo e industrializados, así como de representantes de la
sociedad civil y el sector privado.
En el informe se recalca que “el mantenimiento del statu quo no es una
solución”. Aunque las ciencias aplicadas a la agricultura han mejorado
considerablemente la productividad en los últimos cincuenta años, los beneficios
del progreso conseguido se han repartido de forma muy desigual. Además, ese
progreso ha ocasionado un costo social y ambiental considerable.
Los autores del documento preconizan, por consiguiente, que las ciencias
agrícolas tengan más en cuenta la protección de los recursos naturales y las
prácticas “agroecológicas”. Esa protección puede consistir, por ejemplo, en la
utilización de abonos naturales y semillas tradicionales, la intensificación de
los procesos naturales, o un mayor acercamiento entre la producción agrícola y
los consumidores a los que va destinada.
La situación es apremiante. Desde marzo de 2007 los precios de la soja y el
trigo han aumentado en 87% y 130%, respectivamente, mientras que las reservas
mundiales de cereales están bajo mínimos. Se prevé que los precios del arroz, el
maíz y el trigo suban más aún, debido al aumento de la demanda –sobre todo en
países como China y la India– y a su utilización como biocombustibles. Este
incremento se produce en momentos en que, a nivel mundial, 35% de las tierras
cultivables gravemente deterioradas lo están debido a la actividad agrícola.
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